Para inaugurar mi primera entrada
al blog compartido os voy a relatar mi
experiencia de salud desde la infancia hasta la actualidad. Durante mi etapa en
educación infantil siento comunicaros que apenas tengo recuerdos vinculados a
la salud. Lo único que recuerdo es que
cada uno teníamos nuestro vaso, decorado con gomets y donde se ubicaba nuestro
nombre, para beber. Y sin duda una rutina muy vinculada a la rama de la salud y
fundamental era la de lavarse las manos antes y después de realizar cualquier
actividad.
A partir de educación primaria y
la educación secundaria obligatoria recuerdo más experiencias vinculadas a la
salud. Ya que en la programación de las asignaturas como ciencias naturales
existían diferentes apartados o temas muy vinculados a la higiene y la salud.
Por eso cuando el docente impartía estos temarios nos traía al aula diferentes
juegos, actividades o fichas realizadas por él, con la finalidad de que tomásemos consciencia de lo importante
que era empezar a cuidarnos para obtener una buena calidad de vida. Una de
estas actividades era que por grupos creásemos una fila de la pirámide de
alimentos, para posteriormente unirlas y elaborar una pirámide de los alimentos
gigante para tenerla en el aula. A menudo teníamos charlas impartidas por
profesionales del medio de la salud para tratar diferentes puntos. Una de estas
charlas que era impartida por un dentista, que no se me olvida, que nos contaba
la importancia de cepillarse los dientes tras cada comida y de evitar comer
muchos dulces para no padecer dolores debido a las caries.
Otra experiencia vinculada a la
salud bucodental era el enjuagarnos la boca con flúor. Para la ejecución de
esta acción, que se encontraba programada todos los miércoles en la hora que
nos tocaba la asignatura de educación física, el docente traía una caja donde
se ubicaban 30 vasitos que contenían este líquido rosa llamado flúor. Todos los
miércoles, antes de iniciar la clase de educación física, nos situábamos en
fila, cogíamos un vasito, durante un minuto nos enjuagábamos la boca y por
ultimo lo depositábamos en el lavabo de nuestros respectivos baños.
Posteriormente, también el colegio tomábamos medidas de higiene corporal como
antes de realizar educación física vestirnos con ropa adecuada para realizar
esta actividad. Y después de realizar esta proceder a ducharnos para continuar
luego con la jornada escolar en el aula.
Durante mi etapa en la ESO y Bachillerato, a
medida que fuimos creciendo y madurando llegaron cambios físicos, psicológicos
y hormonales y con esto los manuales, las fichas y los materiales didácticos
que empleaban mis profesores era distintos a los de las primeras etapas. Las charlas y los materiales didácticos que
utilizaban los docentes eran muy didácticos y con ello lo que pretendían era explicarnos, hacernos conscientes de lo importante
que es cuidarse y resolvernos pequeñas dudas acerca de temas como la higiene
corporal e íntima, la reproducción y la sexualidad, la alimentación, el
ejercicio físico, etc….que pudiésemos tener al respecto. Al finalizar cada
charla nos obsequiaban a cada uno con un muestrario de materiales relacionados
con el tema abordado ese día. El objetivo fundamental de estas actividades,
charlas y manuales eran que tomásemos consciencia que gozar de una buena salud
es una responsabilidad que depende de uno mismo y que para conseguir esto es
necesario sufrir estos cambios físicos,
psicológicos y hormonales para alcanzar un grado de madurez para cuidar de uno
mismo. Y que para tener una buena salud
corporal es fundamental tener una buena salud mental en la que te valores a ti
mismo, donde conozcas tus virtudes y defectos, y donde mantengas relaciones
positivas y solidarias con otras personas.
Hasta aquí tomábamos medidas
cotidianas de higiene y de salud que casi todos los colegios e institutos
impartían. Pero donde pude comprobar y experimentar lo importante que es gozar
de una buena salud es cuando curse el Ciclo Superior de Radioterapia. Durante
los dos años que cursé el ciclo y posteriormente el año y medio que estuve
trabajando en dos hospitales, me di cuenta de lo fundamental que es que seamos
conscientes de lo que comemos, de lo que bebemos, en definitiva de los hábitos
que tengamos para tener o no más papeletas a padecer determinadas enfermedades.
Durante la realización de mis prácticas y posteriormente de mi trabajo las
medidas de higiene que adoptaba eran muchísimo más complejas. Cada vez que
atendía a un paciente me ponía guantes, esterilizaba los instrumentos de
trabajo, me ponía mascarilla, me lavaba las manos constantemente, etc…. y
cuando me tocaba desempeñar mi labor en el quirófano pues las precauciones que
tomaban eran muchísimo mayores. Me acuerdo mucho del olor que desprendían mis
manos a alcohol de los antisépticos después de cada jornada laboral. Recuerdo
que a la salida de cada bunker teníamos un bote de antiséptico fijado a la
pared para lavarnos las manos. Para el desarrollo de mi trabajo como técnico
era fundamental tener una buena higiene puesto que trataba a paciente cuyo
sistema inmunológico era muy débil, como era el caso de aquellos que
presentaban leucemia, y cualquier contacto con algo que no estuviese
desinfectado podía afectarles. Fue una etapa en mi vida que me aportó muchas
cosas acerca de la salud pero sobre todo a nivel personal, por eso no cierro
nunca la puerta a volver a ejercer.
Por eso considero fundamental
concienciar y trabajar con los más pequeños para modificar los malos hábitos
adquiridos, tener una buena higiene para prevenir enfermedades o infecciones y
adquirir una buena alimentación para así gozar de una vida plena y feliz.
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